La Pasión de Cristo recrea las últimas doce horas en la vida de Jesús de Nazaret desde el momento en el que acude al Huerto de los Olivos (Getsemaní) a orar tras la Última Cena, enfrentándose a las tentaciones de Satanás. Allí sufre la traición de Judas Iscariote, siendo arrestado y conducido a Jerusalén para ser juzgado por blasfemia, según denuncian los fariseos.
Jesús es presentado ante Pilatos, el Gobernador Romano en Palestina, quien escucha las acusaciones levantadas contra él y se da cuenta de que se trata de un conflicto político, delegando el asunto en el Rey Herodes que no tarda en devolverlo a las autoridades romanas para ser juzgado.
De nuevo ante Pilatos, éste ofrece al pueblo la oportunidad de elegir a quien liberar: a Jesús o al asesino Barrabás. La multitud elige a Barrabás y condena a Jesús, que es puesto en manos de los soldados romanos y flagelado como castigo.
Aunque Pilatos trata de hacer ver a la multitud que el castigo ya ha sido suficiente, los fariseos no lo consideran así. Lavándose las manos, ordena a sus hombres cumplir los deseos del pueblo y Jesús es condenado a muerte.
Jesús deberá cruzar las calles de Jerusalén cargando con la cruz camino del Gólgota, lugar en el que será crucificado. Allí, clavado a la cruz, superará la última tentación: el temor a ser abandonado por su Padre. Sobreponiéndose a su miedo, mira a María, su madre, y pronuncia palabras que sólo ella puede entender: “Todo está acabado”; finalmente expira diciendo: “En tus manos entrego mi espíritu”. Las fuerzas de la naturaleza se rebelan en el momento de la muerte de Cristo.
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