En el año 2002 mi esposo y yo empezamos a trabajar en una colonia de muy bajos recursos económicos, empezamos a trabajar con adolecentes y niños con manualidades e historias bíblicas. Poco tiempo después abrimos un desayunador para niños en la Iglesia Centro Cristiano Todos Santos, en Colonia Todos Santos,
Ensenada, México.
Viendo la necesidad de como muchos de ellos pasaban hambre y como a algunos jóvenes y niños sus padres trabajando los dejaban solos.
Entre ellos estaban Alex y Paola, trabajaba en un centro nocturno y siempre los dejaba solos o con vecinos viviendo en una condición muy deplorable.
Su madre empezó a vivir con diferentes hombres, colocando en riesgo a la pequeña Paola. En una ocasión Paola dejo de venir al desayunador y fui a buscarla a su casa, ahí pude ver con mucho dolor en mi corazón que la niña había intentado cortarse las venas de sus manitas, le pregunte ¿porqué hiciste eso Paola? Por que ya no quiero vivir me contestó. Puede usted imaginarse el dolor en mi corazón al escuchar esas palabras de esta pequeñita, ya no quería vivir, ¿qué es lo que pasaba en su vida? Platiqué mucho con ella le dije que la amaba y que Dios la amaba mas, que El quería que ella fuera feliz y traté de darle las mejores palabras que pude y consolarla.
La niña siguió yendo al desayunador por varios meses y después volvió a faltar, su hermanito tampoco venía, se había escapado de la casa y no sabían de él. Fui a buscarla y la encontré muy enferma, no podía caminar. Estaba llena de granos infectados todo su cuerpecito, su piel y ojos estaban amarillos, también estaba mal de su estomagó. Su mamá me dejó verla y le pregunté si ya la había llevado al médico y me dijo que no. Que no tenia para llevarla y no podía, le dije que si me permitía llevarla y me dio permisó. El médico le mandó hacer estudios y me dijo que la niña tenía hepatitis y los granos eran de picaduras de pulgas e insectos y como no tenia higiene se infectaron. Hablé con la mamá y le dije que la niña necesitaba muchos cuidados e higiene, que yo se los podía dar y me dejó llevar la a nuestra casa. Le ponía medicina granito por granito. También tenía que llevar una dieta por su hepatitis, eran muchos cuidados. Ya una vez en casa me di cuenta que la niña había sufrido muchos abusos. Me platicó como su mamá la mandaba por dinero con hombres desde los 6 años de edad. La niña estaba muy perturbada. La empecé a llevar con una psicóloga y después psiquiatra. Empezamos a darle todo nuestro amor. Su mama me dio la patria potestad temporal y recogí también al niño.
Alex también había sufrido mucho y más de ver como abusaban de su hermanita y al no poder hacer nada siendo tan pequeño. Gracias a Dios que nos conectó con gente que ama a los niños e iniciamos una casa hogar, la cual fue de gran bendición para nuestras vidas. Y donde pudimos llevar a todos esos niños que levantamos de las calles, y trabajamos un tiempo allí, la casa hogar sigue funcionado. Nosotros ya no estamos ahí pero el fruto lo hemos visto, esos niños son ahora unos adolescentes, y para ellos somos sus papas, Paola está en una casa hogar y tiene ahora 15 años, Alex esta en un tutelar de menores, tiene ahora 16 años.
Siempre los miramos y tenemos contacto con ellos y con la mayoría de los niños que levantamos. Es algo muy hermoso el poder servir y dar algo al necesitado. Dios ha sido maravilloso en mi vida y no tengo con que pagarle, así que con mucho gusto doy del amor que Él ha puesto en mi corazón y le doy gracias por mi esposo quien me ha apoyado en todo.
Invito a todo el que lea este pequeño testimonio, que como esta hay tantos mas, a que tenga amor, y compasión para los necesitados. Puede ser una necesidad emocional, económica o espiritual. Deseo que su corazón este siempre dispuesto.
Que Dios les bendiga.
Alba Villalobos
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