sábado, 16 de agosto de 2014

Clamor De Niños: ‘No Nos Deporten a la Muerte y la Violencia’

Con los ojos humedecidos y ante un silencio de tumba en una audiencia del Caucus Progresista de la Cámara de Representantes,  tres adolescentes llegaron a Washington con un mensaje único: “no nos deporten a la muerte y la violencia”.
Salvo Dulce Medina, una joven que emigró en 2009 y ya habla con soltura el inglés, los otros dos menores usaron a un intérpre- te para relatar sus experiencias al emigrar ilegalmente a Estados Unidos.


Saúl Martínez, un salvadoreño de 15 años que entró  ilegalmente a  EEUU  en abril pasado, recordó el día en que presenció el ase- sinato de Noe,  un vecino suyo que yacía moribundo en un char- co de sangre y rodeado de cartuchos vacíos.

“Ví cómo se estaba muriendo porque había perdido mucha san- gre… huí de mi país para no ser otra victima. No quiero morir”, dijo. El joven, que vive con su madre y cuatro hermanas en Nueva York, recibió amenazas de muerte de la pandilla MS-13. Según recordó, solo cometió el “crimen” de distribuir en bicicleta unos tamales y haberse metido en el territorio de la MS.13.


Por su parte, Medina, una estudiante en el décimo grado en Long Island (Nueva York), dijo que huyó a los 10 años de Guatemala con su hermana menor porque “un hombre trató de hacer- me daño”. Tras la muerte de su padre, su madre no podía mantenerlos y protegerlos de la violencia, señaló.
“Espero que ustedes entiendan por qué es tan importante proteger a estos niños que están huyendo de los peligros en Centro- américa, como lo hice yo”, dijo.Piden proteger a niños migrantes



Mayeli Hernández, de 12 años, que también vive en Long Island y es de origen hondureño, contó mientras se secaba las lágrimas con una servilleta que  fue testigo de homicidios y violencia.
Al ser detenida en la frontera, fue trasladada con su hermana menor a una “hielera”, o sea un centro de detención llamado así por el fuerte aire acondicionado,  donde estuvo cuatro días dur- miendo en el piso y con poca comida.

Mayeli Hernández, de 12 años, que también vive en Long Island y es de origen hondureño, contó mientras se secaba las lágrimas con una servilleta que  fue testigo de homicidios y violencia.
Al ser detenida en la frontera, fue trasladada con su hermana menor a una “hielera”, o sea un centro de detención llamado así por el fuerte aire acondicionado,  donde estuvo cuatro días durmiendo en el piso y con poca comida.


El legislador de Arizona, Raúl Grijalva, instó a los republicanos a que dejen de “satanizar” a los niños migrantes y culparlos de todos los males del país.

En paralelo, una encuesta del Instituto Público de Investigación Religiosa (PRRI), indicó hoy que cerca del 70% de los estado- unidenses cree que los niños migrantes en la frontera sur deben ser tratados como refugiados en vez de ser deportados. Sólo el 27% opinó que los niños deben ser expulsados porque entraron ilegalmente a EEUU. Pese a las súplicas de los niños, no está claro que el Congreso apruebe el paquete de fondos solicitado por la Casa Blanca antes del inicio del receso legislativo de agosto.


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