sábado, 16 de agosto de 2014

Como Nadie lo Hace, Ella Cuida a 817 Niños con Padres Deportados


Miles de niños con ciudadanía estadounidense son separados de sus familias y acaban en un limbo legal que los afecta de por vida.

Si bien pueden haber discrepancias por la manera cómo se aplican o no las leyes migratorias en Estados Unidos, en lo que hay consenso en las diferentes gamas del espectro político es que cien- tos de miles de familias se están destruyendo, muchas de ellas con menores de edad que son ciudadanos estadounidenses.

Cuando ocurre la deportación de uno o los dos padres de un niño ciudadano estadounidense, estos menores pueden acabar siendo adoptados por extraños, viviendo en centros estatales de cuidado infantil o regresando al país de origen de sus padres. Algunos que se quedan en el país acaban bajo el cuidado de adultos que asumen su cuidado, como Nora Sandigo, quien lo ha estado haciendo por cinco años, reporteó Washington Post.

“Cada niño es una bendición”, lee una calcomanía en el interior de su coche. Hasta el momento, han llegado 817 de ese tipo de bendiciones a su vida. “Todo niño también es un trabajo”, dijo Sandigo en una entrevista con WaPo.

Sandigo, una nicaragüense que emigró a Estados Unidos escapan- do del Sandinismo, hace esta labor voluntaria no porque se con- sidere capaz de brindar una red de seguridad a más de 800 niños, sino porque nadie más lo hace. Si bien el gobierno federal no cal- cula cuántos menores de edad hay en EE.UU. con padres deporta- dos, ICE reportó en 2013 la deportación de más de 72,000 padres de familia con uno o más hijos estadounidenses, de acuerdo a Huf- fington Post. Aunque solamente dos niños viven con ella, Sandigo ha coordinado el cuidado del resto de menores de edad con amis- tades o parientes, cubriendo algunos de los costos de su propio bolsillo.

Sandigo, líder de la organización “American Fraternity”, no reci- be apoyo del gobierno estatal o federal, pero recibe ayuda de voluntarios e iglesias, informó NPR. Pero más allá de los desa- fíos económicos por su labor, Sandigo dijo que uno de los aspectos más difíciles es brindar apoyo moral a los menores de edad bajo su cuidado.

“Esa es la parte que rompe nuestros corazones, pero sabemos que tenemos que estar ahí para ellos y ser fuertes”, le dijo Sandigo en entrevista a Arun Rath de NPR. “Tenemos que levantar sus espíri- tus y decirles ‘Todo va a estar bien, un día te vas a reunir (con tus padres), un día habrá justicia y todo se resolverá”.

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